viernes, 15 de mayo de 2015

Marco Maggi en Venecia

Desde Venecia

MARCO MAGGI POR ÉL MISMO

SOY UN PROMOTOR DE PAUSAS Y APROXIMACIONES, POR ESO RECOMIENDO LA MIOPÍA GLOBAL COMO TERAPIA PARA UN MUNDO APASIONADO POR LA VELOCIDAD Y LA LARGA DISTANCIA.
https://vimeo.com/126975810 





Seleccionado por las autoridades del saliente Ministerio de Educación y Cultura para representar a Uruguay en la 56a Bienal de Venecia, a inaugurarse el sábado, Marco Maggi trabajó en el montaje de su obra en el pabellón uruguayo durante dos meses. En un diálogo por Internet con el res- ponsable de esta página, Maggi envió las diferentes instancias de esa labor minuciosa y compleja que fueron coronadas con entusiastas satisfacciones personales. De los comentarios del artista se transcriben fragmentos: “Hace 15 minutos que planté bandera. Domingo 3 de mayo de 2015, a las 16 p.m. La Miopía Global quedó pronta en el Pabellón de Uruguay. El proyecto se realizó como un sueño. Cada etapa se cumplió antes del plazo y mejor realizado de lo previsto. Una gestión impecable de la Dirección de Cultura, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la embajada de Roma y los operarios del arquitecto Andrea Zigon en Venecia. Esa fluidez fue el resultado de un equipo extraordinario que me dejó sin excusas: Ricardo Pascale (comisario), Patricia Bentancur (curadora), Verónica Herszhorn Balestra (departamento de artes visuales del MEC), Pablo Uribe (diseño), Ugo Carneni (fotos), Mana Laplume (producción ern Montevideo) y Jessica Lin (sitio web: marco- maggi.org). El libro en papel, proyecto de Patricia Bentancur, llegó hace unos días y me hizo feliz. Tiene 253 páginas y hasta recibirlo en Venecia no quise saber nada de su contenido.

Llegué el 5 de marzo a Castello, barrio de la Bienal (alquilé Air BNB la casa lindera al pabellón de España). Al levantar, el 6 de marzo, la puerta del pabellón uruguayo, me encontré con un edificio prístino como una hoja tridimensional. Todas las superficies nuevas. Paneles de yeso en paredes y cielorraso. Piso griscero kilómetro, puertas recién instaladas y luces Led Pantrrac de Erco. Las luminarias duran veinte años y entre las doce consumen lo mismo que una sola lamparita de 250 watts. Los focos Pantrac proyectan y no reflejan la luz por esa condición son capaces de iluminar un muro parejo y al mismo tiempo moldean sombras de alta definición y micro proyección. (...) El tema del proyecto es el dibujo. Primero, nueve lápices antes de lanzarse a dibujar y luego, miles de papeles antes de ser dibujados. El instante anterior o posterior a una idea. Lápizy papel son los elementos fundamentales del dibujo y aquí se presentan disociados en dos espacios. (...) Quien tenga tiempo y empatía suficiente podrá acercarse y leer la piel del papel iletrado que cubre los muros. Con el alfabeto de 10 mil partículas de papel autoadhesivo recortado en 2014 dibujé sobre la pared un paisaje polisémico de altísima indefinición. Zonas densas, párrafos, silencios, guiones, conexiones, puentes, puntuaciones, torres, frases, calles, capítulos, vistas aéreas o frontales, al mismo tiempo. Toda esa información infinitesimal va del zócalo al techo y provoca al acercarse un vértigo invertido, los papelitos gracias a la vertical empinada parecen venirse encima del observador, el reverso de un abismo. En conclusión, al entrar al pabellón hay nueve arcos a punto de disparar un dibujo a lápiz sobre un muro blanco. Al pasar a la segunda sala, uno cree que se equivocó de dirección, un espacio enorme por estar completamente vacío. Muros que iluminan en vez de estar iluminados. No hay marcos, ni pedestales, ni vitrinas. No hay nada y el ideal es que no hubiera nada.

Soy un promotor de pausas y aproxima- ciones, por eso recomiendo la miopía global. Como terapia para un mundo apasionado por la velocidad y la larga distancia. Los miopes no se detienen, se sacan los lentes y enfocan con precisión lo insignificante, lo íntimo, lo próximo o el prójimo”.

Marco Maggi, montevideano de 1957, dibujante, hijo de dos escritores de la Generación del 45 (Carlos Maggi, María Inés Silva Vila), empezó a dibujar desde niño y a exhibir a los 16años en Montevideo y Buenos Aires, ciudad esta última en la que su exposición coincidió con el día del golpe de Estado de 1973. Viajero incansable, se alejó del dibujo durante algunos años durante su estadía en Eu- ropa hasta radicarse, desde hace más de tres décadas, en Estados Unidos donde retornó a la actividad artística hasta obtener la maestría en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York.

Tuvo un ascenso meteórico en apenas un lustro, convirtiéndose en una personalidad conocida (y reconocida) en un medio competitivo donde abundan los talentos. Es huésped habitual de importantes galerías y museos de San Francisco, Los Ángeles, Houston, Boston, Kansas City, Washington, Nueva York, Bogotá, Madrid, París, que lo envían periódicamente a las ferias de arte de Chicago, Madrid, Londres y Basilea. Fue invitado a las bienales de Porto Alegre, San Pablo, Buenos Aires, Gwangju, La Habana y la Trienal Poligráfica de San Juan de Puerto Rico. Hizo una enorme instalación en el Centro Cultural de España (2003), síntesis de varios años de labor con diversidad de materiales utilizados (aluminio, papeles diversos, cerá- mica, manzanas naturales, grabado a la punta seca, planchas de acrílico) yendo de las macro a las micro estructuras con pasmosa facilidad y soberbia manuali- dad en una permanente construcción/ deconstrucción de los objetos, de los modos de ver para ir a un mundo fasci- nante, nuevamente nombrado.

En 2011 (Galería Xippas de Montevideo), dio otra vuelta de tuerca a su lenguaje utilizando un instrumento de triple filo e inscribir en estructuras de acrílico, superficies de espejos o pizarras, una enmarañada red de complejísimas incisiones, sutiles e ingeniosos cortes en el papel admirablemente conjugados. Recibió el Premio Figari 2012 y en esa ocasión presentó otra estupenda síntesis de sus recursos expresivos (Museo Figari).

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